
Imagina que estás durante el crepúsculo en un bosque, oscuro y a la vez, hermoso.
Está lloviendo, tus pies se hunden en el barro que se ha ido formando poco a poco.
Estás empapada, cansada y con hambre, pero no quieres abandonar ese precioso, sombrío lugar por el que caminas ¿Quién sabe lo que te espera al final del camino?
Sientes alguna que otra mirada furtiva en la nuca. Curiosos te espían entre las sombras, espectros abandonados a su suerte. Les invitas a que vengan a bailar contigo bajo el agua, ellos se limitan a observarte.
No estás asustada, no te preocupa el peligro.
Notas que la vegetación disminuye progresivamente hasta que llegas a las fronteras del bosque.
En tu locura, te giras...
Descubres que un lobo te ha estado siguiendo silenciosamente durante el camino. Se acerca lentamente hasta donde te encuentras mientras fija sus ojos en los tuyos.
Sin apartar la mirada se coloca a tu lado, como perro guardián que espera las órdenes de su amo. Apartas la vista hacia el frente y observas la fortaleza que se alza ante ti.
El castillo más hermoso que jamás has visto está ahora ante tus ojos, tus miedos y sueños se encuentran en su interior, esperando a que te enfrentes a ellos ¿ te atreves a entrar ?
Dudas, pero abres el portón. Tu nuevo fiel amigo te sigue.
La puerta se cierra detrás tuya con un casi imperceptible chirrido. Intercambias una mirada con el lobo y comienzas a andar...
El interior es tan impresionante como el exterior. Arcos góticos se alzan sobre tu cabeza recordando viejos tiempos gloriosos. Las estatuas...
Te llama una especialmente la atención. Es de piedra gris; representa a una joven de pie, cabizbaja, a la que se le resbala de entre los dedos una rosa.
Ha perdido su inocencia.
A tu derecha e izquierda hay dos puertas de gruesa madera pero decides seguir recto, para subir las grandes escaleras de mármol que llevan a las habitaciones. Siguiendo el pasillo el lobo te adelanta y se coloca delante de una puerta con grabados que representan el bosque y las criaturas que habitan en él, algunas hermosas y otras horrendas.
Te mira, le miras, entras.
En medio de la habitación se alza una cama con un ventanal como cabezal. Las sábanas están bordadas con hilo fino de seda roja y negra. Hay un armario a tu derecha a juego con los colores de la cama y el resto de a decoración. Lo abres y encuentras un precioso vestido largo de color blanco con perlas adornando el escote, te lo pones y te observas en el espejo. Tus ropas sucias y mojadas descansan sobre la cama. Abres los cajones del tocador , hay un peine y orquillas con perlas a juego con el vestido.
Estás lista.
Antes de volver a salir diriges una última mirada hacia la lluvia que cae en el exterior.
Ya es de noche, la luz mortecina que emana la luna alumbra tus preciosos rasgos.
Dos gárgolas cuidarán esta noche de ti.
Bajas al salón, la fiesta ya ha empezado.
En medio de éste se encuentra tu mayor temor, tu compañero gruñe, sabe que estás en peligro, pero no tienes miedo, puede que no pase nada , o que pase todo.
Él da un paso hacia delante, es una invitación para empezar. Te acercas poco a poco, muy lentamente... Fijas los ojos sobre él, le miras de arriba a bajo: lleva un traje negro victoriano, zapatos del mismo color..., está muy , demasiado guapo..
Aparta la mirada, no caigas en su embrujo, vuelvete hacia él.
-Acércate.- dice.
Te acercas. ¿Pero qué haces?, ¿no sabes que si lo haces no volverás?
Pero no te importa, porque estarás con él durante toda la eternidad. En un baile de sombras...
Está lloviendo, tus pies se hunden en el barro que se ha ido formando poco a poco.
Estás empapada, cansada y con hambre, pero no quieres abandonar ese precioso, sombrío lugar por el que caminas ¿Quién sabe lo que te espera al final del camino?
Sientes alguna que otra mirada furtiva en la nuca. Curiosos te espían entre las sombras, espectros abandonados a su suerte. Les invitas a que vengan a bailar contigo bajo el agua, ellos se limitan a observarte.
No estás asustada, no te preocupa el peligro.
Notas que la vegetación disminuye progresivamente hasta que llegas a las fronteras del bosque.
En tu locura, te giras...
Descubres que un lobo te ha estado siguiendo silenciosamente durante el camino. Se acerca lentamente hasta donde te encuentras mientras fija sus ojos en los tuyos.
Sin apartar la mirada se coloca a tu lado, como perro guardián que espera las órdenes de su amo. Apartas la vista hacia el frente y observas la fortaleza que se alza ante ti.
El castillo más hermoso que jamás has visto está ahora ante tus ojos, tus miedos y sueños se encuentran en su interior, esperando a que te enfrentes a ellos ¿ te atreves a entrar ?
Dudas, pero abres el portón. Tu nuevo fiel amigo te sigue.
La puerta se cierra detrás tuya con un casi imperceptible chirrido. Intercambias una mirada con el lobo y comienzas a andar...
El interior es tan impresionante como el exterior. Arcos góticos se alzan sobre tu cabeza recordando viejos tiempos gloriosos. Las estatuas...
Te llama una especialmente la atención. Es de piedra gris; representa a una joven de pie, cabizbaja, a la que se le resbala de entre los dedos una rosa.
Ha perdido su inocencia.
A tu derecha e izquierda hay dos puertas de gruesa madera pero decides seguir recto, para subir las grandes escaleras de mármol que llevan a las habitaciones. Siguiendo el pasillo el lobo te adelanta y se coloca delante de una puerta con grabados que representan el bosque y las criaturas que habitan en él, algunas hermosas y otras horrendas.
Te mira, le miras, entras.
En medio de la habitación se alza una cama con un ventanal como cabezal. Las sábanas están bordadas con hilo fino de seda roja y negra. Hay un armario a tu derecha a juego con los colores de la cama y el resto de a decoración. Lo abres y encuentras un precioso vestido largo de color blanco con perlas adornando el escote, te lo pones y te observas en el espejo. Tus ropas sucias y mojadas descansan sobre la cama. Abres los cajones del tocador , hay un peine y orquillas con perlas a juego con el vestido.
Estás lista.
Antes de volver a salir diriges una última mirada hacia la lluvia que cae en el exterior.
Ya es de noche, la luz mortecina que emana la luna alumbra tus preciosos rasgos.
Dos gárgolas cuidarán esta noche de ti.
Bajas al salón, la fiesta ya ha empezado.
En medio de éste se encuentra tu mayor temor, tu compañero gruñe, sabe que estás en peligro, pero no tienes miedo, puede que no pase nada , o que pase todo.
Él da un paso hacia delante, es una invitación para empezar. Te acercas poco a poco, muy lentamente... Fijas los ojos sobre él, le miras de arriba a bajo: lleva un traje negro victoriano, zapatos del mismo color..., está muy , demasiado guapo..
Aparta la mirada, no caigas en su embrujo, vuelvete hacia él.
-Acércate.- dice.
Te acercas. ¿Pero qué haces?, ¿no sabes que si lo haces no volverás?
Pero no te importa, porque estarás con él durante toda la eternidad. En un baile de sombras...
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